domingo, 10 de febrero de 2013

La princesa y el pirata

Allá, en el mar más lejano, un pirata de nombre Ariel navega con sus amigos piratas. Van en busca de aventuras sin saber que el gran Kraken estará por devorarlos. Caos, el mar se mueve inquieto, cada vez está más cerca el gran monstruo, es imposible huir de él, ¡ahí viene! 
¡Splash! 
Y el pirata Ariel, es rescatado por la marea que lo lleva a una isla. Mientras tanto, una princesa hermosa, cuya voz arrulla hasta la más grande tempestad, sueña con encontrar un mundo más allá del horizonte, sueña con ver otros lugares, y entretanto se distrae contemplando las estrellas. 
El pirata Ariel tiene que ingeniárselas para hallar una forma de subir al barco fantasma que aparece cada día en aquella orilla de aquella isla e ir en busca de sus amigos piratas. 
La princesa canta y canta, y cada día atrae a príncipes que andan por ahí tratando de encontrar a sus princesas. Sí, la que vive en el bosque y se comió una manzana;  sí, la que ha dormido y dormido por cien años; sí, la que dejó su zapatilla en el baile. Todos los príncipes quedan encantados bajo la voz de la princesa que contempla las estrellas. 
Vayan y averigüen qué ocurrirá con el pirata Ariel, y cómo su historia se encadena con la de la princesa. ¿Ella corresponderá a alguno de estos príncipes que le prometen un final feliz? 

Averíguenlo en las próximas funciones en Teatro Conejo Blanco. 



*Función presentada: Estreno en domingo 10 de febrero de 2013, 13:00. 
Grupo Chaneque 
Obra basada en un texto de Alfredo Gómez Cerdá 
Dirección: Andrea Muro 




 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Descenso a Xibalbá

La noche está estrellada... desde el infierno se contemplan y se admiran. Más allá está el sol, como aislado de todo el infinito que le rodea. los murmullos acrecientan y se elevan. Por fin, se han callado. 
Todo se ha vuelto negro.
El sol se acerca, la tierra se ha cimbrado. Ellos ya vienen. Los pasos retumban en la tierra, vienen con la calma de una brisa matutina, vienen con la fuerza de una llama enfurecida, vienen y se encienden juntos. Respiran y se escucha un susurro como el resquicio de las olas del mar cuando se convierten en espuma. 
La era comienza, es la era de los dioses gemelos, y una voz y unos ojos que te atraviesan el corazón como obsidiana, te narran la historia; la historia de su raíz, de su padre, de su madre, de su abuela, de sus otros hermanos, de sus dioses, de la justicia haciéndose valer por cuenta propia a manos de los más vulnerables. 
Infiernos sagrados, infiernos oscuros, cielo y tierra profanados, los gemelos se unen para atravesarlos y vencer el abuso de poder de un dios. 
Río de sangre, la casa del gran murciélago, el juego de pelota, y mil manos que construyen todos los escenarios posibles, mil voces que cuentan toda historia posible, mil ojos que revelan todo dolor y toda esperanza posible. 






viernes, 23 de noviembre de 2012

Antígona

Todo se ha vuelto demasiado mecánico.
Olvidamos sentir nuestra propia piel antes de buscar sentir otras pieles... 
La geometría del cuerpo es exacta e inequívoca. 
La puerta se cierra, la caída al abismo negro ha comenzado.  

Antígona es, como suena, como saben algunos, y como se supone, una tragedia griega. ¿Realmente lo es? Ante nosotros se presenta un cuerpo que adquiere diferentes voces, diferentes densidades, diferentes luces, y hasta diferentes miradas. A veces es una voz dulce y tierna con una mano que te acaricia y te quita el cabello que cae a tus ojos con la misma intimidad que sólo los amantes pueden lograr. A veces es una voz impaciente que suplica misericordia a los hombres que controlan las leyes humanas, y su mano se vuelve sumisa y pide cordura ante los oídos sordos, o ante los ojos ciegos (más ciegos que Tiresias). A veces es una voz transtornada en gemidos guturales y su mano se vuelve un arma que lacera el alma y que insulta a los  antiguos dioses. 

Según la poética de Aristóteles la existencia del teatro griego se debe sólo a un gran motivo: la catarsis. El alma del pueblo, o el público, se purifica y se limpia a través del dolor y la epifanía que se logra a través de la tragedia. Sin duda, Aristóteles no erraba.

El pueblo no es el coro en este caso sino el silencio con respuestas obvias que tiene el público. Yo fui Antígona, alguien al otro extremo fue el rey,  alguien en medio fue un dios. Todos fuimos el pueblo de Tebas,  y ese cuerpo que estaba ahí en el centro, fue todo. 

¿Es una tragedia griega? No, es una tragedia humana, tan actual como en la antigüedad. 


*Obra presentada el viernes 23 de noviembre de 2012 
en el Teatro Conejo Blanco a las 20hrs

Unipersonal de Federico Lozano, 
adaptación de un texto de José Watanabe 
sobre Antígona, de Sófocles. 



domingo, 18 de noviembre de 2012

Mi media nariz

¿Gerundio? ¿Gerundio?... Es la pregunta que toda mujer hace al buscar a su otro yo. 
¿Martina? ¿Martina?... Es la pregunta que todo hombre hace al buscar a su otro yo. 
Al inicio no entendía por qué la obra se llama "Mi media nariz", creía que era porque a un clown le faltaba la otra mitad de su propia nariz y nada más, pero después de vivir grandes aventuras y un sin fin de carcajadas,  pude entender de qué trata. 
Es un viaje dialéctico, en el cual dos clowns se complementan uno al otro, y se extravían. Él busca a Martina y ella a su vez busca a Gerundio. Ella es ingenua y se distrae con las cosas más simples, más cotidianas, mientras que él, es un intelectual que se ve absorbido por una locura quijotiana, los libros lo han llevado a caminos insospechados que lo han separado de Martina. Increíblemente logran meter a grandes filósofos y autores en un contexto de demencia clown. ¿Cómo es esto posible? No lo sé, pero Gerundio lo hace posible: Sartre, Freud, Nietzsche, Sabines, Sade, invaden la realidad de Gerundio y lo llevan a un grado paroxismótico, donde las palabras cobran un nuevo sentido, y donde descubre que aún teniendo el conocimiento y la verdad revelada en estas reflexiones que encuentra en los libros, el amor por Martina es superior.  El amor, definitivamente, sí existe. No sabe a chocolate blanco, ni sabe a versos, mucho menos a filosofía, sabe a café, sabe a bossanova, sabe a risa, sabe a lágrimas, sabe a una gustosa angustia, sabe a camus, sabe a lluvia, y sabe a clown. 

El juego de palabras en el diálogo traspasa los bordes de las fronteras Cortázarianas, el juego con el público es más que un juego, es un pacto de confidencia, el juego en "Mi media nariz" es sólo eso, un juego, como la vida, y hay que jugar. 

¿Gerundio...? ¿Martina...? Dos patos, que van nadando alegremente, cua cua...


*Obra presentada en Teatro Conejo Blanco el viernes 16 de noviembre de 2012 a las 20:25pm 
Actuación de Teté Espinoza y Gabo Espinoza






sábado, 17 de noviembre de 2012

Manantial

No sé qué pasó. Recuerdo haber mirado una roca de arena, ésta haberse transformado en el nido de un ave, ésta haberse convertido en un anciano. Recuerdo escuchar en mi corazón vibrar un eco grave, como el que hacen los elefantes que murieron hace siglos en la sabana africana, y entre quejidos soltaron en murmullos antiguas lenguas sin palabras.
Recuerdo sentir sangre hirviendo por todo mi cuerpo, el centro de la tierra nos atrajo hacia él al mismo tiempo que nos empujó hasta el otro extremo del universo.
El agua comenzó a cantar una danza mántrica, y con ella navegó el cauce de ojos cristalinos. De la fuente de su fuerza vital manaba el manto de la noche clara que en otoño acobija la luna.
La muerte llegó, y con ella no vino sólo Caos, sino Renacimiento.
Aún me pregunto si fue todo un sueño.



*Pieza de Jef Johnson presentada el viernes 9 de noviembre en Teatro Conejo Blanco a las 20 horas.

lunes, 22 de octubre de 2012

El Sueño (Títeres amorfos para adultos)


Desde que terminó, llevo día tras día y hora tras hora preguntándome cómo puedo narrar lo acontecido, cómo puedo contar lo que debe ser contado. Y no encuentro respuesta. Juan Camarena me preguntó previamente a la función si había visto la función antes, y contesté que no, pero hacía un tiempo deseaba hacerlo. Me dijo que cada vez que la veía él se quedaba:"¡Wow!". Terminando la obra entendí ese "Wow", sobre todo porque me sorprendió ver en ese teatro mis mayores miedos y mis más grandes pesadillas escenificadas. Es como si alguien se hubiera metido en mi cabeza y en mi corazón durante mis estancias breves en el infierno y hubieran sacado toda esa oscuridad y la pusieran en el alma de esta obra. Pero lo más sublime que ocurre en este recorrido Rimbaudezco es la trascendencia hacia la luz. 

Una deidad vomita un pequeño ser como los poetas vomitamos el dolor, y este ermitaño que se encuentra en el desierto afronta sin vida todo lo que nace del inframundo. La redención llega con otra deidad, pura y noble. Una luz blanca se posa sobre nosotros y nos alimenta de paz para poder seguir el camino que hemos andado con el ermitaño. Y vuelve a la vida. 

Pero la vida es más complicada de lo que esperamos, es más dolorosa de lo que deseamos, es más siniestra de lo que soportamos, y las máscaras nos revelan que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. 
¿Seguir la vida en este dolor o entregarnos al sueño de Dios, quien resulta ser nuestro yo? 

Apto para dementes y para quienes desean probar un poco de locura. 

(Obra presentada el viernes 19 y sábado 20 de octubre a las 20hrs en Teatro Conejo Blanco)  
(Se presentará el viernes 26 y sábado 27 de octubre a las 20:30hrs en Teatro Conejo Blanco)

*Voz en off: 
 Mariana Gómez 

 Realización y construcción:
 Eder Ortiz
 Lucy Muro 
 Andrea Muro
 Polo Muro

 Sonido e iluminación: 
 Lucy Muro 
 Eder Ortiz

 Dirección animación y textos:
 Polo Muro



domingo, 14 de octubre de 2012

Galíndez

¡Sí, señor! ¡No, señor!¡Sí, señor!¡No, señor! ¿Cómo me iba a imaginar que al final de ese viernes iba a terminar bailando con un policía y que Luis Adrián, amigo mío, iba a ser arrestado por el mismo policía? 
Llegamos al abismo, casi corriendo, como usualmente hago ya para arribar a donde el Conejo Blanco. Tic tac Tic tac Tic tac, el reloj en mano siempre. Entramos y tomamos asiento. Pasados los minutos y el clásico "Primera llamada, bienvenidos...", pasadas algunas canciones que no atiné a identificar por la plática con Luis Adrián, y pasada la segunda llamada entra un policía con grandes ojos y un aire supremo. Revisa a todos con su mirada altiva, nos registra de un vistazo y se dispone a prepararse. ¿Para qué se prepara? Ni idea, pero todos sabemos que es muy decidido en lo que hace. Comienza el juego, contradicciones constantes consigo mismo a través de otros seres que sólo existen porque él los hace existir. El saco, el teléfono, el amor, la escoba, el perfume, la maleta, la sombra. Sin duda, para quienes somos amantes del boxeo sabemos que no es nada fácil hacer sombra, la pelea del siglo, policía contra silueta oscura, ¿quién ganará? 

Bien, ahora que conocemos un poco de la vida íntima y cotidiana de Galíndez, hace su deber. Viene a clausurar ese lugar extraño en el que hay una bola de hippies haciendo quién sabe qué y consumiendo quién sabe qué y esperando quién sabe qué. Busca un chivo expiatorio para poder tener evidencias suficientes para cerrar el lugar, y en esta ocasión ha sido la persona que estaba justo a mi lado, el pobre Luis Adrián, que como un niño, acepta tímido entrar al juego, y poco a poco, Galíndez lo va desemascarando, y nos sorprende al mostrar todo lo que nos ocultaba el que ahora parece que será arrestado. Pero algo pasa. Que el policía deja de ser policía, deja de ser lo que comúnmente conocemos como un cochino, un tira, y deja de cumplir con su deber. Se vuelve un humano. 

Tragedia tras tragedia para Galíndez, risa tras risa para nosotros.¡Sí,señor!


(Obra presentada en Teatro Conejo Blanco, viernes 12 de octubre, 20hrs.) 

*Actuación de Tato Villanueva